El estimado camarada Kim Jong Un pronunció el día 25 un discurso conmemorativo en la ceremonia de botadura de un destructor de las fuerzas marítimas del Ejército Popular de Corea.
El texto íntegro va como sigue:
Funcionarios, obreros y técnicos del Astillero de Nampho, base fidedigna de construcción de grandes buques y honorable por su poderío y tradición de apoyo en las propias fuerzas, y obreros y científicos del sector de la industria de construcción naval;
Valerosos oficiales y marineros de las flotas de los Mares Este y Oeste del Ejército Popular de Corea y cadetes de la Academia de Fuerzas Navales;
Respetuosos generales desmovilizados que hoy están presentes en este acto con el gran orgullo de haber servido con honestidad durante muchos años en cargos importantes de nuestra marina;
Compañeros:
Ahora vemos amarrado un enorme buque de guerra, símbolo de la nueva magnificencia de nuestras fuerzas navales.
Me emociona de veras presenciar esta nueva embarcación, un importante punto de partida en nuestra trayectoria hacia una potencia marítima, indispensable en forjar la fuerza para la defensa consecuente de nuestra soberanía marítima.
Es un inmenso honor para mí declarar hoy el nacimiento del primer buque de guerra de nueva generación, del que se va a dotar la marina del heroico Ejército Popular de Corea.
Ante todo, quisiera agradecer a los obreros, técnicos y funcionarios del Astillero de Nampho, quienes en apoyo a la línea del Partido del Trabajo de Corea y el Gobierno de la República sobre el fortalecimiento de la marina construyeron con excelencia un potente destructor multipropósito y regalaron a nuestra marina fuerza poderosa y euforia militante.
De igual forma, extiendo mis alientos militantes a los científicos, técnicos, obreros y otros relacionados con la industria de construcción naval, quienes como grueso de la revolución de la industria naval de la nueva época siguen empeñados en su desarrollo y creación.
Mis congratulaciones a los generales de la flota del Mar Este y los oficiales y demás tripulantes del buque que lo manejarán después de que se le entregue.
Es realmente espectacular ver flotar imponente sobre el mar azul de la patria el destructor de ataque multipropósito No.1 de la más reciente generación, construido con sus propios recursos por nuestros enorgullecedores obreros.
Es muy conmovedor imaginarme este buque navegando el mar patrio con la sagrada bandera nacional en alto.
¡Cómo me alivia pensar en la seguridad de nuestros mares donde habrá mayor paz gracias a ese buque!
Este es un gran paso adelante en la modernización de nuestras fuerzas navales. En cuanto al buque, síntesis de las tecnologías autodefensivas, está capacitado para contraatacar aviones, buques, submarinos y misiles balísticos y dotado de medios como misiles cruceros estratégicos supersónicos y misiles balísticos tácticos, que maximizan su capacidad de ataque a tierra firme, con lo cual contribuye a las operaciones marítimas con varios objetivos, en fin, a la mayor participación de la marina en las operaciones terrestres.
Este es uno de los asuntos de vital importancia desde el punto de vista militar.
El buque pasará por un proceso necesario de la comprobación de su potencia, la evaluación de su capacidad de llevar a cabo las operaciones y el ensayo del funcionamiento del conjunto de sus dotaciones y a principios del año que viene se entregará a la marina para participar en las operaciones.
También el año próximo construiremos buques de guerra de similar categoría. Tenemos el plan de construir cuanto antes cruceros de mayor tamaño y capacidad de operación, y distintos convoyes y en estos momentos estamos en la última fase de la revisión del proyecto general de construcción de buques.
Realizaremos año tras año los planes de construcción de destructores multipropósito, los cuales tomarán parte en operaciones rutinarias en las aguas de la defensa costera y las líneas intermedias.
Quisiera reiterarles mi emoción de hoy.
La botadura del potente destructor que resume nuestro gran poderío estatal adquiere mayor connotación porque se celebra en este año significativo del aniversario 80 de la recuperación de la soberanía de la nación, liberada de la esclavitud colonial impuesta por el imperialismo, y el 25 de abril en que nacieron en Corea las primeras fuerzas armadas revolucionarias.
Tanto el comienzo de la revolución coreana, el establecimiento del poder con que el pueblo coreano logró su soberanía y la prolongada salvaguardia de ésta que ha durado casi un siglo, están vinculados directa e invariablemente con nuestras autóctonas fuerzas armadas, único factor de nuestras sucesivas victorias.
Para nosotros, el 25 de abril es el punto de inicio de una lucha armada ensangrentada que empezó antes de que se estableciera el poder y naciera el Partido y dio lugar a toda una serie de acontecimientos decisivos para el destino nacional.
Podemos afirmar que esa fecha, que simboliza el nacimiento de las primeras y genuinas fuerzas armadas de nuestro pueblo, fue también la de la exposición de los revolucionarios coreanos de su firme actitud de forjar su destino de manera independiente y con un claro objetivo y conciencia.
El 25 de abril de 1932 adquiere mayor significado político que el 8 de febrero de 1948, en que se fundaron las primeras fuerzas armadas revolucionarias regulares de Corea, pues en esa fecha tomaron la resuelta determinación de librar una lucha armada con su propia iniciativa y sentido de responsabilidad y manifestaron con solemnidad su voluntad de retomar el poder estatal e implantar un régimen democrático con la indomable convicción revolucionaria y lucha sin cuartel. Este es un nuevo enfoque de nuestra generación.
La renovada conciencia del peso histórico del 25 de abril inspiró a nosotros, que definimos esta fecha significativa como la del presente acto, el nombre de un veterano de cien victorias que dejó huellas indelebles en la gloriosa historia de nuestras fuerzas revolucionarias autóctonas.
El primer destructor que ven nuestros ojos está clasificado en la categoría "Choe Hyon" y adopta este nombre, tal como ya hemos hecho público.
La vida del general Choe Hyon, a quien todos los coreanos conocemos y quien fue compañero de armas fiel a nuestro LíderKim Il Sung , no tiene mucho en común con nuestros marineros. Sin embargo, decidimos llamar con su nombre el primer destructor de nueva generación con el deseo de que él, que sigue vivo en nuestra memoria, se permee en el espíritu de los jóvenes marineros y que nuestra marina coseche victorias que no se han visto jamás en su historia.
Los comandantes del ejército procedentes de la guerrilla antijaponesa, entre ellos Kim Chaek, An Kil, Choe Hyon y Kang Kon, quienes se alzaron en armas para enfrentarse al imperio japonés con sus propias fuerzas, realizaron hazañas excepcionales para la liberación nacional, recorrieron el camino inexplorado de la fundación del Estado y el ejército y más tarde colaboraron con lealtad y aptitudes destacadas al Líder en el rechazo de las fuerzas aliadas del imperialismo, fueron todos generales auténticos y hombres competentes.
Es muy natural que los barcos de élite, que serán nuevos símbolos de nuestras fuerzas autodefensivas, enarbolen la idea que tenía la primera generación de las fuerzas revolucionarias autóctonas y que los marineros asuman como primerísima misión consagrarse de lleno a salvaguardar la dignidad de la patria y el bienestar del pueblo, como fieles herederos de su coraje y espíritu indoblegable.
Los destructores que se construirán en adelante también serán bautizados con los respetables nombres de los ex combatientes antijaponeses quienes realizaron proezas destacadas en la historia del ejército como guerreros afamados.
Los méritos de la marina de nuestro ejército que, en defensa de la soberanía marítima, núcleo de nuestra soberanía estatal, ha rechazado en casi ocho decenios un sinfín de amenazas de agresión nos enseñan que el mar patrio se defiende por el espíritu de nuestros marineros.
Nuestra marina, incomparablemente inferior a la enemiga en cuanto al número de efectivos y el nivel de dotación técnica, nimbó de gloria en la pasada guerra y sigue haciéndolo en los subsiguientes casi 80 años de la historia de victorias del heroico Ejército Popular de Corea y levantó una muralla inexpugnable en el mar, que ha sido la vía de agresión a nuestro país de generación a generación.
Cada una de sus gestas exigió un precio y sacrificio demasiado grandes, imposibles de explicar solamente con el carácter de la misión de defender el mar patrio que en ningún momento ha estado en paz, y fue algo sagrado, imposible de lograr sin hacer gala del espíritu de defensa sin parangón y de la combatividad heroica.
También los generales navales de ayer, hoy presentes entre nosotros, siguieron rutas sagradas sin desviarse y con su sacrificio ilimitado y espíritu indoblegable fueron registrados como defensores memorables en la historia de la marina.
Aunque se sucedan las generaciones, las honrosas fuerzas navales deben heredar invariablemente el gran espíritu de los que defendieron la soberanía de la República derramando la sangre sobre el mar furioso que no tiene ninguna señal de frontera y perpetuar su espíritu de defensa, al igual que su gran coraje y tenacidad.
El destructor que acabamos de botar y otros buques sofisticados que pronto vamos a construir pondrán alas a la combatividad heroica de nuestros marineros, redoblarán su vigor y contribuirán a que la fama de los marineros sea reconocida eternamente.
Compañeros:
Ese destructor moderno que pronto seguirá la sagrada ruta de la defensa de la soberanía surcando olas azules de mar patrio lleva en sí la aspiración del pueblo a la paz y prosperidad.
Para nuestro Estado, los Mares Este y Oeste, además de guardar relación directa con la vida del pueblo, es un entorno importante para el ejercicio de la soberanía.
La fortaleza de la marina garantiza la paz y el desarrollo. Esta es la peculiaridad geopolítica de nuestro Estado como país marítimo. De ahí que equipar cuanto antes la marina de la capacidad de combate e incrementarla constantemente fue, desde la creación del ejército, y sigue siendo la opción más imperiosa y lógica.
La soberanía marítima de nuestro Estado se defiende únicamente por el fortalecimiento de nuestra marina.
En los años recientes se lanzó la línea revolucionaria de fortalecerla y la aparición de un cuerpo que la concreta dio inicio a la modernización naval. Gracias a ello, nuestra marina se ha transformado con todo derecho en un ejército poderoso que forma parte de las fuerzas de autodefensa nacional. En particular, ha mejorado su posición como parte integrante del disuasivo de la guerra nuclear en cuanto al uso de armas nucleares. Como resultado, se va adaptando al ejercicio del disuasivo de guerra.
Nuestro destructor jugará el rol importante de salvaguardar cabalmente la soberanía y los intereses nacionales en los mares de la República Popular Democrática de Corea.
Ahora nuestra marina ha dado sus primeros pasos hacia una época de cambios y saltos reales.
Las actuales vivencias me emocionan incomparablemente, pues con toda certeza puedo enorgullecerme de que por fin se haya prendido la chispa de la revolución de la nueva época para el fortalecimiento de la marina que habíamos declarado.
Aunque la investigación, el desarrollo y la producción de todos los pertrechos modernos del buque requirieron de grandes esfuerzos y enfrentaron dificultades, el conjunto de sus armamentos se apoyan en la industria de defensa nacional independiente. Por tanto, esto reviste una gran significación militar y económica y garantiza sustancialmente su eficiente dotación y manejo.
Solo con este destructor, un cuerpo real e impecable en todos los aspectos como el diseño, la construcción del casco y hasta la dotación del armamento, podemos afirmar con toda seguridad que se ha producido una gran revolución en la construcción de buques de guerra.
Efectivamente, este es un producto monumental de la industria revolucionaria que demuestra el poderío de nuestra ciencia y técnica de defensa nacional y la inagotable creatividad de nuestros obreros ingeniosos y leales.
Con su bregar, devoción y trabajos intachables, los obreros, técnicos y funcionarios del Astillero de Nampho patentizaron la justeza y la inevitabilidad de victoria de la revolución de la industria naval que se ha propuesto nuestro Partido.
Son laudables los casi 80 años de la historia del astillero y sus técnicas propias de una base prestigiosa que ha construido gran cantidad de barcos de distintas dimensiones y tipos. Pero más respeto me inspira la abnegación de sus obreros que habrían trabajado heroicamente cientos días y noches para cumplir de forma incondicional y dentro del plazo fijado la tarea asignada en respuesta a la línea de la revolución de industria naval presentada por el Partido.
En nombre del Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y todo el pueblo y en reflejo del sentir de nuestros marinos que acogen este momento con mayor emoción que nadie, extiendo mi más sincero agradecimiento y reitero mi saludo más caluroso y militante a los obreros, técnicos y funcionarios del Astillero de Nampho que han construido magníficamente el primer destructor de nueva generación.
Compañeros:
Ahora es muy grave la situación de seguridad de nuestro Estado y esta nos exige cambios trascendentales y vertiginosos en las actuales teorías y prácticas militares y el rápido impulso del armamento nuclear.
El ambiente de seguridad en los alrededores de la República Popular Democrática de Corea es igual al tiempo del mar imprevisible y variable. Es muy veleidoso y su tensión e inestabilidad ya han rebasado mucho el límite de peligrosidad.
Las tropas de Estados Unidos y su satélite ignoran la inquietud de la República Popular Democrática de Corea por su seguridad y perpetran provocaciones habituales recrudeciendo la situación.
Últimamente presenciamos muchos actos más peligrosos.
Estados Unidos introduce en la región de la Península Coreana los medios de ataque estratégicos que se van a emplazar allí de forma permanente.
Los rótulos de distintos simulacros que realizan últimamente han dejado de ser "anuales" y "defensivos" y muestran sin filtro su carácter agresivo.
Como comentara hace poco nuestro Gobierno, en el transcurso del 2024 los enemigos registraron un nuevo récord en la envergadura de sus ejercicios bélicos contra nuestra República y este año siguen intensificando sus provocaciones políticas y militares contra nosotros.
Con sus acciones reales, revelan sin disimulo alguno su voluntad de hostilizar y enfrentarse como nadie contra la RPDC y su cinismo bate todas las marcas anteriores.
Recientemente, las autoridades militares estadounidenses publicaron un nuevo plan de operación en tiempo de guerra que elaboraron el año pasado en contubernio con el ejército de la República de Corea.
En su respuesta por escrito presentada a la audiencia del comité militar de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano, el comandante de las tropas estadounidenses acantonadas en la República de Corea dio a conocer que en 2024 las autoridades militares de ambos países firmaron el nuevo plan de operación conjunta en tiempo de guerra y que probaron en la práctica dicho plan completado durante años mediante varios simulacros conjuntos.
Para nadie es un secreto que en marzo pasado, durante los ejercicios militares conjuntos, Estados Unidos y la República de Corea pusieron en marcha el "plan de operación 2022", movilizaron conjuntamente las fuerzas nucleares del primer país y las convencionales del segundo y realizaron simulacros de carácter agresivo de ataque nuclear contra la RPD de Corea. Les advertimos seriamente de sus tentativas provocativas.
Con la descarada publicación de la existencia de un nuevo plan de operación destinado a desencadenar una guerra nuclear en la Península Coreana, la autoridad de las fuerzas conjuntas de EE.UU. y la República de Corea exterioriza sin recato su confrontación contra la RPDC y demuestra flagrantemente su intención de recrudecer el ambiente de enfrentamiento.
En la década de 1990 la Península Coreana estuvo al borde de un conflicto por la publicación del "plan de operación 5027" que esos países elaboraron simulando una guerra total contra nosotros. Durante unos años desde el 2015 la situación política y militar de la región empeoró como nunca antes por el "plan de operación 5015", complementado por la estrategia de la anticipada. Todo ello ilustra elocuentemente las consecuencias que tendrá el nuevo plan de operación en la situación de seguridad de la región.
El nuevo plan de guerra nuclear de EE.UU. y la República de Corea evidencia su voluntad de lidiar contra la RPDC y atenta directamente contra la paz y seguridad de la región y el mundo.
Sin lugar a dudas, el recrudecimiento de la situación en la Península Coreana tiene su origen en Estados Unidos y los países satélites que se han envalentonado más con sus acciones militares encaminadas a trasplantar en la región la infraestructura de la OTAN y perfeccionar sus preparativos de guerra.
La actual circunstancia en que los preparativos de Estados Unidos y la República de Corea para viabilizar la guerra nuclear han entrado en una fase muy crítica y su ulterior desarrollo nos enseñan a las claras qué debemos priorizar y qué hacer.
Es imprescindible que reaccionemos a esa crisis geopolítica y el giro que va a tomar e implementemos las contramedidas.
Con respecto a nuestra política nuclear oficializada como ley fundamental de la República Popular Democrática de Corea, fue adoptada en reflejo fiel de nuestra inquietud por la seguridad estatal debida a las amenazas presentes y futuras. Y la realidad actual pone de relieve la perentoria necesidad, la justeza y el carácter imprescindible de nuestra línea de consolidar las fuerzas armadas nucleares.
Hace poco, di la instrucción de divulgar al exterior nuestra voluntad.
Si Estados Unidos sigue renovando récords en la demostración de la fuerza militar, no nos queda más remedio que imitarlo con nuestra capacidad de la disuasión estratégica.
Esta es una reacción justa.
El enemigo no debe poner a prueba nuestra voluntad de ejercer a plenitud el derecho a movilizar sin vacilación todos los medios que están a nuestro alcance para defender la soberanía, la seguridad y los intereses del Estado.
Con la confianza redoblada, no cejaremos en el empeño de perfeccionar el estado de la defensa nuclear basada en la poderosa capacidad de contraataque en cualquier espacio de nuestro cielo, tierra y mar, y con el despliegue permanente de colosales propiedades estratégicas refrenaremos exhaustivamente y con una superioridad aplastante todas las acciones militares del enemigo que atentan seriamente contra la soberanía y los intereses de nuestro Estado.
La botadura de hoy es apenas el comienzo de la modernización de las fuerzas navales, pero es más que suficiente para demostrar nuestro magno propósito de potenciar la capacidad de combate de la marina de conformidad con la tendencia mundial de su desarrollo y el requisito primordial de la seguridad estatal.
Ya no es el tiempo de soñar, sino de actuar.
Soñar lo irrealizable cien y mil noches no sirve para nada y es peor que no soñar.
Para consolidar las fuerzas navales proyectamos convertir la marina de la República en tropas modernas y superiores no solo en lo político e ideológico sino también en lo militar y técnico al asumir como tarea esencial el desarrollo trascendental de la industria naval y sacar a flote en un plazo más corto los buques ultramodernos capaces de cubrir todas las demandas de la estrategia de defensa nacional.
A este efecto, la construcción del destructor multipropósito cobra, por decir, una gran importancia.
Ni los enemigos que se jactan de su superioridad marítima y naval podrán menospreciarlo.
Aceleraremos el reforzamiento de las fuerzas sobre y debajo del agua y nos esforzaremos de continuo para equipar a los buques con los medios de alta tecnología y nueva generación y con los sistemas combinados de ataque y defensa, así como renovar las infraestructuras costeras.
El medio más confiable para controlar de manera activa y segura la amenaza militar en la Península Coreana, sinónimo de la amenaza nuclear, y para frenar y frustrar el intento de incremento de las fuerzas armadas del enemigo exterior en tiempo de emergencia, es la capacidad de operación en alta mar.
Ahora vamos a construir una flota de operación en ultramar, que ha sido siempre pronombre de la agresión imperialista.
Esta es una demanda de la realidad que se nos aproxima.
Nuestros enemigos que han formado el bloque militar más reaccionario y que actúan impunemente en los rededores de la Península Coreana son todos países marítimos. Sus trampolines de agresión al exterior, las concentraciones de sus fuerzas y sus centros de suministro militar se encuentran en los océanos y las costas.
La cruda realidad en que el océano se transforma día a día en la primera línea de combate nos enseña a las claras la medida fiable de defender nuestra soberanía y paz.
En lo que se refiere a la fuerza, la capacidad del agresor está en proporción directa con la capacidad del defensor.
Podemos afirmar que el término genérico del nivel del disuasivo de guerra más confiable es la capacidad de ataque superpotente.
La agresión latente y la real las podemos impedir y rechazar solo cuando contemos con una fuerza equivalente a ellas.
En el estricto sentido de la palabra, nuestro lineamiento y política referentes a la defensa nacional tienen como misión la defensa de la soberanía, la integridad territorial, la seguridad y los intereses del Estado, pero si deviene una situación ineludible, no vacilaremos en aplicar la anticipada más eficaz.
Nadie nos ha dicho cuál es y dónde está el límite de su aplicación.
Por lo tanto, las zonas de la acción de nuestra marina para la defensa de los derechos e intereses estatales no pueden restringirse en las aguas jurisdiccionales y es imprescindible que su capacidad de combate se extienda a alta mar.
Esta es nuestra mejor alternativa y nuestro justo ejercicio de soberanía para la integridad territorial y la paz completa de nuestro Estado.
No necesitamos más interpretaciones sobre nuestra estrategia marítima de capacitarnos para refrenar con iniciativa la agresión extranjera en cualquier zona marítima del mundo mediante golpes preventivos o la revancha final.
Como buque de guerra que va a operar con la capacidad de esa categoría, el destructor "Choe Hyon" que botamos hoy es el botón de muestra de nuestra futura marina.
Con su construcción, podríamos decir, se ha producido un gran avance en la obra sagrada e histórica de convertir en corto tiempo a nuestro país en una potencia marítima del siglo XXI.
La botadura de hoy es el primer indicio del fortalecimiento de la marina de la RPD de Corea.
Y el segundo será la construcción de un submarino de propulsión nuclear.
Compañeros:
Hoy el desarrollo de la industria naval se plantea como misión clave para fortalecer la marina e importante tarea estratégica para defender la soberanía.
Para nosotros es un camino inaudito, pero tenemos objetivos y estrategias acertados y capacidad de concretarlos.
Ya se han dado las orientaciones para acelerar los cambios cualitativo, cuantitativo y tecnológico en la construcción de buques de guerra y elevar considerablemente su capacidad de operación y se han aprobado distintos planes de largo alcance para el desarrollo de dicha industria y otros ambiciosos proyectos de la construcción naval.
En este proceso nuestra industria naval se va modernizando y tenemos más experiencias y confianza en nuestra tecnología y capacidad de construir cualquier buque de guerra.
Esto reafirma nuestra voluntad de desarrollar la industria naval y edificar una potencia marítima.
Estoy convencido de que los funcionarios y obreros del Astillero de Nampho, que con la exitosa construcción del destructor moderno encabezan la empresa por el desarrollo de la industria naval y el fortalecimiento de la marina autóctona, producirán otra nueva revolución movilizados como un solo hombre en la fabricación de buques de guerra y enarbolando la bandera de la modernización de la industria naval.
De ustedes espero una abnegación audaz y entusiasmo que sean superiores a todos los esfuerzos que han hecho hasta la fecha.
Los cuadros dirigentes del Partido y el Estado y los altos funcionarios de todos los sectores también cumplirán su importante misión y deber que les ha asignado esta época de la revolución de la industria naval, con activa participación y desinteresada ayuda a ella.
Compañeros:
Me siento seguro y orgulloso ante esta gran realidad que demuestra de manera satisfactoria la potencialidad y perspectiva de nuestra industria naval.
En estos instantes todos congratulamos con orgullo y regocijo el fortalecimiento de nuestra marina.
Será una alta valoración del gran mérito de la marina ante la patria, de su abnegación y confianza que ha manifestado en defensa de nuestra soberanía e intereses del Estado, y la manifestación de su sincera esperanza de que nuestra marina desarrolle a toda velocidad como la de talla mundial.
El aumento acelerado de la capacidad de defensa nacional y el ideal con que soñamos y que hacemos realidad no tienen ni tendrán límites.
La historia de la construcción de nuestra marina, una sorpresa para el mundo, levará sus anclas, avanzará vigorosamente y en este trayecto no permitiremos un momento de sosiego.
Oficiales y soldados de la marina:
Rindamos homenaje al destructor "Choe Hyon" que se granjeará gran renombre como buque invencible demostrando el heroísmo sin par y el coraje indomable del intrépido luchador antijaponés.
Su alma y bandera iluminarán la ruta de nuestros marineros y los conducirán siempre a la victoria.
Les deseo buena salud y gloria.
¡Gloria a nuestra heroica marina!
¡Viva nuestro gran Estado, la República Popular Democrática de Corea!
El texto íntegro va como sigue:
Funcionarios, obreros y técnicos del Astillero de Nampho, base fidedigna de construcción de grandes buques y honorable por su poderío y tradición de apoyo en las propias fuerzas, y obreros y científicos del sector de la industria de construcción naval;
Valerosos oficiales y marineros de las flotas de los Mares Este y Oeste del Ejército Popular de Corea y cadetes de la Academia de Fuerzas Navales;
Respetuosos generales desmovilizados que hoy están presentes en este acto con el gran orgullo de haber servido con honestidad durante muchos años en cargos importantes de nuestra marina;
Compañeros:
Ahora vemos amarrado un enorme buque de guerra, símbolo de la nueva magnificencia de nuestras fuerzas navales.
Me emociona de veras presenciar esta nueva embarcación, un importante punto de partida en nuestra trayectoria hacia una potencia marítima, indispensable en forjar la fuerza para la defensa consecuente de nuestra soberanía marítima.
Es un inmenso honor para mí declarar hoy el nacimiento del primer buque de guerra de nueva generación, del que se va a dotar la marina del heroico Ejército Popular de Corea.
Ante todo, quisiera agradecer a los obreros, técnicos y funcionarios del Astillero de Nampho, quienes en apoyo a la línea del Partido del Trabajo de Corea y el Gobierno de la República sobre el fortalecimiento de la marina construyeron con excelencia un potente destructor multipropósito y regalaron a nuestra marina fuerza poderosa y euforia militante.
De igual forma, extiendo mis alientos militantes a los científicos, técnicos, obreros y otros relacionados con la industria de construcción naval, quienes como grueso de la revolución de la industria naval de la nueva época siguen empeñados en su desarrollo y creación.
Mis congratulaciones a los generales de la flota del Mar Este y los oficiales y demás tripulantes del buque que lo manejarán después de que se le entregue.
Es realmente espectacular ver flotar imponente sobre el mar azul de la patria el destructor de ataque multipropósito No.1 de la más reciente generación, construido con sus propios recursos por nuestros enorgullecedores obreros.
Es muy conmovedor imaginarme este buque navegando el mar patrio con la sagrada bandera nacional en alto.
¡Cómo me alivia pensar en la seguridad de nuestros mares donde habrá mayor paz gracias a ese buque!
Este es un gran paso adelante en la modernización de nuestras fuerzas navales. En cuanto al buque, síntesis de las tecnologías autodefensivas, está capacitado para contraatacar aviones, buques, submarinos y misiles balísticos y dotado de medios como misiles cruceros estratégicos supersónicos y misiles balísticos tácticos, que maximizan su capacidad de ataque a tierra firme, con lo cual contribuye a las operaciones marítimas con varios objetivos, en fin, a la mayor participación de la marina en las operaciones terrestres.
Este es uno de los asuntos de vital importancia desde el punto de vista militar.
El buque pasará por un proceso necesario de la comprobación de su potencia, la evaluación de su capacidad de llevar a cabo las operaciones y el ensayo del funcionamiento del conjunto de sus dotaciones y a principios del año que viene se entregará a la marina para participar en las operaciones.
También el año próximo construiremos buques de guerra de similar categoría. Tenemos el plan de construir cuanto antes cruceros de mayor tamaño y capacidad de operación, y distintos convoyes y en estos momentos estamos en la última fase de la revisión del proyecto general de construcción de buques.
Realizaremos año tras año los planes de construcción de destructores multipropósito, los cuales tomarán parte en operaciones rutinarias en las aguas de la defensa costera y las líneas intermedias.
Quisiera reiterarles mi emoción de hoy.
La botadura del potente destructor que resume nuestro gran poderío estatal adquiere mayor connotación porque se celebra en este año significativo del aniversario 80 de la recuperación de la soberanía de la nación, liberada de la esclavitud colonial impuesta por el imperialismo, y el 25 de abril en que nacieron en Corea las primeras fuerzas armadas revolucionarias.
Tanto el comienzo de la revolución coreana, el establecimiento del poder con que el pueblo coreano logró su soberanía y la prolongada salvaguardia de ésta que ha durado casi un siglo, están vinculados directa e invariablemente con nuestras autóctonas fuerzas armadas, único factor de nuestras sucesivas victorias.
Para nosotros, el 25 de abril es el punto de inicio de una lucha armada ensangrentada que empezó antes de que se estableciera el poder y naciera el Partido y dio lugar a toda una serie de acontecimientos decisivos para el destino nacional.
Podemos afirmar que esa fecha, que simboliza el nacimiento de las primeras y genuinas fuerzas armadas de nuestro pueblo, fue también la de la exposición de los revolucionarios coreanos de su firme actitud de forjar su destino de manera independiente y con un claro objetivo y conciencia.
El 25 de abril de 1932 adquiere mayor significado político que el 8 de febrero de 1948, en que se fundaron las primeras fuerzas armadas revolucionarias regulares de Corea, pues en esa fecha tomaron la resuelta determinación de librar una lucha armada con su propia iniciativa y sentido de responsabilidad y manifestaron con solemnidad su voluntad de retomar el poder estatal e implantar un régimen democrático con la indomable convicción revolucionaria y lucha sin cuartel. Este es un nuevo enfoque de nuestra generación.
La renovada conciencia del peso histórico del 25 de abril inspiró a nosotros, que definimos esta fecha significativa como la del presente acto, el nombre de un veterano de cien victorias que dejó huellas indelebles en la gloriosa historia de nuestras fuerzas revolucionarias autóctonas.
El primer destructor que ven nuestros ojos está clasificado en la categoría "Choe Hyon" y adopta este nombre, tal como ya hemos hecho público.
La vida del general Choe Hyon, a quien todos los coreanos conocemos y quien fue compañero de armas fiel a nuestro Líder
Los comandantes del ejército procedentes de la guerrilla antijaponesa, entre ellos Kim Chaek, An Kil, Choe Hyon y Kang Kon, quienes se alzaron en armas para enfrentarse al imperio japonés con sus propias fuerzas, realizaron hazañas excepcionales para la liberación nacional, recorrieron el camino inexplorado de la fundación del Estado y el ejército y más tarde colaboraron con lealtad y aptitudes destacadas al Líder en el rechazo de las fuerzas aliadas del imperialismo, fueron todos generales auténticos y hombres competentes.
Es muy natural que los barcos de élite, que serán nuevos símbolos de nuestras fuerzas autodefensivas, enarbolen la idea que tenía la primera generación de las fuerzas revolucionarias autóctonas y que los marineros asuman como primerísima misión consagrarse de lleno a salvaguardar la dignidad de la patria y el bienestar del pueblo, como fieles herederos de su coraje y espíritu indoblegable.
Los destructores que se construirán en adelante también serán bautizados con los respetables nombres de los ex combatientes antijaponeses quienes realizaron proezas destacadas en la historia del ejército como guerreros afamados.
Los méritos de la marina de nuestro ejército que, en defensa de la soberanía marítima, núcleo de nuestra soberanía estatal, ha rechazado en casi ocho decenios un sinfín de amenazas de agresión nos enseñan que el mar patrio se defiende por el espíritu de nuestros marineros.
Nuestra marina, incomparablemente inferior a la enemiga en cuanto al número de efectivos y el nivel de dotación técnica, nimbó de gloria en la pasada guerra y sigue haciéndolo en los subsiguientes casi 80 años de la historia de victorias del heroico Ejército Popular de Corea y levantó una muralla inexpugnable en el mar, que ha sido la vía de agresión a nuestro país de generación a generación.
Cada una de sus gestas exigió un precio y sacrificio demasiado grandes, imposibles de explicar solamente con el carácter de la misión de defender el mar patrio que en ningún momento ha estado en paz, y fue algo sagrado, imposible de lograr sin hacer gala del espíritu de defensa sin parangón y de la combatividad heroica.
También los generales navales de ayer, hoy presentes entre nosotros, siguieron rutas sagradas sin desviarse y con su sacrificio ilimitado y espíritu indoblegable fueron registrados como defensores memorables en la historia de la marina.
Aunque se sucedan las generaciones, las honrosas fuerzas navales deben heredar invariablemente el gran espíritu de los que defendieron la soberanía de la República derramando la sangre sobre el mar furioso que no tiene ninguna señal de frontera y perpetuar su espíritu de defensa, al igual que su gran coraje y tenacidad.
El destructor que acabamos de botar y otros buques sofisticados que pronto vamos a construir pondrán alas a la combatividad heroica de nuestros marineros, redoblarán su vigor y contribuirán a que la fama de los marineros sea reconocida eternamente.
Compañeros:
Ese destructor moderno que pronto seguirá la sagrada ruta de la defensa de la soberanía surcando olas azules de mar patrio lleva en sí la aspiración del pueblo a la paz y prosperidad.
Para nuestro Estado, los Mares Este y Oeste, además de guardar relación directa con la vida del pueblo, es un entorno importante para el ejercicio de la soberanía.
La fortaleza de la marina garantiza la paz y el desarrollo. Esta es la peculiaridad geopolítica de nuestro Estado como país marítimo. De ahí que equipar cuanto antes la marina de la capacidad de combate e incrementarla constantemente fue, desde la creación del ejército, y sigue siendo la opción más imperiosa y lógica.
La soberanía marítima de nuestro Estado se defiende únicamente por el fortalecimiento de nuestra marina.
En los años recientes se lanzó la línea revolucionaria de fortalecerla y la aparición de un cuerpo que la concreta dio inicio a la modernización naval. Gracias a ello, nuestra marina se ha transformado con todo derecho en un ejército poderoso que forma parte de las fuerzas de autodefensa nacional. En particular, ha mejorado su posición como parte integrante del disuasivo de la guerra nuclear en cuanto al uso de armas nucleares. Como resultado, se va adaptando al ejercicio del disuasivo de guerra.
Nuestro destructor jugará el rol importante de salvaguardar cabalmente la soberanía y los intereses nacionales en los mares de la República Popular Democrática de Corea.
Ahora nuestra marina ha dado sus primeros pasos hacia una época de cambios y saltos reales.
Las actuales vivencias me emocionan incomparablemente, pues con toda certeza puedo enorgullecerme de que por fin se haya prendido la chispa de la revolución de la nueva época para el fortalecimiento de la marina que habíamos declarado.
Aunque la investigación, el desarrollo y la producción de todos los pertrechos modernos del buque requirieron de grandes esfuerzos y enfrentaron dificultades, el conjunto de sus armamentos se apoyan en la industria de defensa nacional independiente. Por tanto, esto reviste una gran significación militar y económica y garantiza sustancialmente su eficiente dotación y manejo.
Solo con este destructor, un cuerpo real e impecable en todos los aspectos como el diseño, la construcción del casco y hasta la dotación del armamento, podemos afirmar con toda seguridad que se ha producido una gran revolución en la construcción de buques de guerra.
Efectivamente, este es un producto monumental de la industria revolucionaria que demuestra el poderío de nuestra ciencia y técnica de defensa nacional y la inagotable creatividad de nuestros obreros ingeniosos y leales.
Con su bregar, devoción y trabajos intachables, los obreros, técnicos y funcionarios del Astillero de Nampho patentizaron la justeza y la inevitabilidad de victoria de la revolución de la industria naval que se ha propuesto nuestro Partido.
Son laudables los casi 80 años de la historia del astillero y sus técnicas propias de una base prestigiosa que ha construido gran cantidad de barcos de distintas dimensiones y tipos. Pero más respeto me inspira la abnegación de sus obreros que habrían trabajado heroicamente cientos días y noches para cumplir de forma incondicional y dentro del plazo fijado la tarea asignada en respuesta a la línea de la revolución de industria naval presentada por el Partido.
En nombre del Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y todo el pueblo y en reflejo del sentir de nuestros marinos que acogen este momento con mayor emoción que nadie, extiendo mi más sincero agradecimiento y reitero mi saludo más caluroso y militante a los obreros, técnicos y funcionarios del Astillero de Nampho que han construido magníficamente el primer destructor de nueva generación.
Compañeros:
Ahora es muy grave la situación de seguridad de nuestro Estado y esta nos exige cambios trascendentales y vertiginosos en las actuales teorías y prácticas militares y el rápido impulso del armamento nuclear.
El ambiente de seguridad en los alrededores de la República Popular Democrática de Corea es igual al tiempo del mar imprevisible y variable. Es muy veleidoso y su tensión e inestabilidad ya han rebasado mucho el límite de peligrosidad.
Las tropas de Estados Unidos y su satélite ignoran la inquietud de la República Popular Democrática de Corea por su seguridad y perpetran provocaciones habituales recrudeciendo la situación.
Últimamente presenciamos muchos actos más peligrosos.
Estados Unidos introduce en la región de la Península Coreana los medios de ataque estratégicos que se van a emplazar allí de forma permanente.
Los rótulos de distintos simulacros que realizan últimamente han dejado de ser "anuales" y "defensivos" y muestran sin filtro su carácter agresivo.
Como comentara hace poco nuestro Gobierno, en el transcurso del 2024 los enemigos registraron un nuevo récord en la envergadura de sus ejercicios bélicos contra nuestra República y este año siguen intensificando sus provocaciones políticas y militares contra nosotros.
Con sus acciones reales, revelan sin disimulo alguno su voluntad de hostilizar y enfrentarse como nadie contra la RPDC y su cinismo bate todas las marcas anteriores.
Recientemente, las autoridades militares estadounidenses publicaron un nuevo plan de operación en tiempo de guerra que elaboraron el año pasado en contubernio con el ejército de la República de Corea.
En su respuesta por escrito presentada a la audiencia del comité militar de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano, el comandante de las tropas estadounidenses acantonadas en la República de Corea dio a conocer que en 2024 las autoridades militares de ambos países firmaron el nuevo plan de operación conjunta en tiempo de guerra y que probaron en la práctica dicho plan completado durante años mediante varios simulacros conjuntos.
Para nadie es un secreto que en marzo pasado, durante los ejercicios militares conjuntos, Estados Unidos y la República de Corea pusieron en marcha el "plan de operación 2022", movilizaron conjuntamente las fuerzas nucleares del primer país y las convencionales del segundo y realizaron simulacros de carácter agresivo de ataque nuclear contra la RPD de Corea. Les advertimos seriamente de sus tentativas provocativas.
Con la descarada publicación de la existencia de un nuevo plan de operación destinado a desencadenar una guerra nuclear en la Península Coreana, la autoridad de las fuerzas conjuntas de EE.UU. y la República de Corea exterioriza sin recato su confrontación contra la RPDC y demuestra flagrantemente su intención de recrudecer el ambiente de enfrentamiento.
En la década de 1990 la Península Coreana estuvo al borde de un conflicto por la publicación del "plan de operación 5027" que esos países elaboraron simulando una guerra total contra nosotros. Durante unos años desde el 2015 la situación política y militar de la región empeoró como nunca antes por el "plan de operación 5015", complementado por la estrategia de la anticipada. Todo ello ilustra elocuentemente las consecuencias que tendrá el nuevo plan de operación en la situación de seguridad de la región.
El nuevo plan de guerra nuclear de EE.UU. y la República de Corea evidencia su voluntad de lidiar contra la RPDC y atenta directamente contra la paz y seguridad de la región y el mundo.
Sin lugar a dudas, el recrudecimiento de la situación en la Península Coreana tiene su origen en Estados Unidos y los países satélites que se han envalentonado más con sus acciones militares encaminadas a trasplantar en la región la infraestructura de la OTAN y perfeccionar sus preparativos de guerra.
La actual circunstancia en que los preparativos de Estados Unidos y la República de Corea para viabilizar la guerra nuclear han entrado en una fase muy crítica y su ulterior desarrollo nos enseñan a las claras qué debemos priorizar y qué hacer.
Es imprescindible que reaccionemos a esa crisis geopolítica y el giro que va a tomar e implementemos las contramedidas.
Con respecto a nuestra política nuclear oficializada como ley fundamental de la República Popular Democrática de Corea, fue adoptada en reflejo fiel de nuestra inquietud por la seguridad estatal debida a las amenazas presentes y futuras. Y la realidad actual pone de relieve la perentoria necesidad, la justeza y el carácter imprescindible de nuestra línea de consolidar las fuerzas armadas nucleares.
Hace poco, di la instrucción de divulgar al exterior nuestra voluntad.
Si Estados Unidos sigue renovando récords en la demostración de la fuerza militar, no nos queda más remedio que imitarlo con nuestra capacidad de la disuasión estratégica.
Esta es una reacción justa.
El enemigo no debe poner a prueba nuestra voluntad de ejercer a plenitud el derecho a movilizar sin vacilación todos los medios que están a nuestro alcance para defender la soberanía, la seguridad y los intereses del Estado.
Con la confianza redoblada, no cejaremos en el empeño de perfeccionar el estado de la defensa nuclear basada en la poderosa capacidad de contraataque en cualquier espacio de nuestro cielo, tierra y mar, y con el despliegue permanente de colosales propiedades estratégicas refrenaremos exhaustivamente y con una superioridad aplastante todas las acciones militares del enemigo que atentan seriamente contra la soberanía y los intereses de nuestro Estado.
La botadura de hoy es apenas el comienzo de la modernización de las fuerzas navales, pero es más que suficiente para demostrar nuestro magno propósito de potenciar la capacidad de combate de la marina de conformidad con la tendencia mundial de su desarrollo y el requisito primordial de la seguridad estatal.
Ya no es el tiempo de soñar, sino de actuar.
Soñar lo irrealizable cien y mil noches no sirve para nada y es peor que no soñar.
Para consolidar las fuerzas navales proyectamos convertir la marina de la República en tropas modernas y superiores no solo en lo político e ideológico sino también en lo militar y técnico al asumir como tarea esencial el desarrollo trascendental de la industria naval y sacar a flote en un plazo más corto los buques ultramodernos capaces de cubrir todas las demandas de la estrategia de defensa nacional.
A este efecto, la construcción del destructor multipropósito cobra, por decir, una gran importancia.
Ni los enemigos que se jactan de su superioridad marítima y naval podrán menospreciarlo.
Aceleraremos el reforzamiento de las fuerzas sobre y debajo del agua y nos esforzaremos de continuo para equipar a los buques con los medios de alta tecnología y nueva generación y con los sistemas combinados de ataque y defensa, así como renovar las infraestructuras costeras.
El medio más confiable para controlar de manera activa y segura la amenaza militar en la Península Coreana, sinónimo de la amenaza nuclear, y para frenar y frustrar el intento de incremento de las fuerzas armadas del enemigo exterior en tiempo de emergencia, es la capacidad de operación en alta mar.
Ahora vamos a construir una flota de operación en ultramar, que ha sido siempre pronombre de la agresión imperialista.
Esta es una demanda de la realidad que se nos aproxima.
Nuestros enemigos que han formado el bloque militar más reaccionario y que actúan impunemente en los rededores de la Península Coreana son todos países marítimos. Sus trampolines de agresión al exterior, las concentraciones de sus fuerzas y sus centros de suministro militar se encuentran en los océanos y las costas.
La cruda realidad en que el océano se transforma día a día en la primera línea de combate nos enseña a las claras la medida fiable de defender nuestra soberanía y paz.
En lo que se refiere a la fuerza, la capacidad del agresor está en proporción directa con la capacidad del defensor.
Podemos afirmar que el término genérico del nivel del disuasivo de guerra más confiable es la capacidad de ataque superpotente.
La agresión latente y la real las podemos impedir y rechazar solo cuando contemos con una fuerza equivalente a ellas.
En el estricto sentido de la palabra, nuestro lineamiento y política referentes a la defensa nacional tienen como misión la defensa de la soberanía, la integridad territorial, la seguridad y los intereses del Estado, pero si deviene una situación ineludible, no vacilaremos en aplicar la anticipada más eficaz.
Nadie nos ha dicho cuál es y dónde está el límite de su aplicación.
Por lo tanto, las zonas de la acción de nuestra marina para la defensa de los derechos e intereses estatales no pueden restringirse en las aguas jurisdiccionales y es imprescindible que su capacidad de combate se extienda a alta mar.
Esta es nuestra mejor alternativa y nuestro justo ejercicio de soberanía para la integridad territorial y la paz completa de nuestro Estado.
No necesitamos más interpretaciones sobre nuestra estrategia marítima de capacitarnos para refrenar con iniciativa la agresión extranjera en cualquier zona marítima del mundo mediante golpes preventivos o la revancha final.
Como buque de guerra que va a operar con la capacidad de esa categoría, el destructor "Choe Hyon" que botamos hoy es el botón de muestra de nuestra futura marina.
Con su construcción, podríamos decir, se ha producido un gran avance en la obra sagrada e histórica de convertir en corto tiempo a nuestro país en una potencia marítima del siglo XXI.
La botadura de hoy es el primer indicio del fortalecimiento de la marina de la RPD de Corea.
Y el segundo será la construcción de un submarino de propulsión nuclear.
Compañeros:
Hoy el desarrollo de la industria naval se plantea como misión clave para fortalecer la marina e importante tarea estratégica para defender la soberanía.
Para nosotros es un camino inaudito, pero tenemos objetivos y estrategias acertados y capacidad de concretarlos.
Ya se han dado las orientaciones para acelerar los cambios cualitativo, cuantitativo y tecnológico en la construcción de buques de guerra y elevar considerablemente su capacidad de operación y se han aprobado distintos planes de largo alcance para el desarrollo de dicha industria y otros ambiciosos proyectos de la construcción naval.
En este proceso nuestra industria naval se va modernizando y tenemos más experiencias y confianza en nuestra tecnología y capacidad de construir cualquier buque de guerra.
Esto reafirma nuestra voluntad de desarrollar la industria naval y edificar una potencia marítima.
Estoy convencido de que los funcionarios y obreros del Astillero de Nampho, que con la exitosa construcción del destructor moderno encabezan la empresa por el desarrollo de la industria naval y el fortalecimiento de la marina autóctona, producirán otra nueva revolución movilizados como un solo hombre en la fabricación de buques de guerra y enarbolando la bandera de la modernización de la industria naval.
De ustedes espero una abnegación audaz y entusiasmo que sean superiores a todos los esfuerzos que han hecho hasta la fecha.
Los cuadros dirigentes del Partido y el Estado y los altos funcionarios de todos los sectores también cumplirán su importante misión y deber que les ha asignado esta época de la revolución de la industria naval, con activa participación y desinteresada ayuda a ella.
Compañeros:
Me siento seguro y orgulloso ante esta gran realidad que demuestra de manera satisfactoria la potencialidad y perspectiva de nuestra industria naval.
En estos instantes todos congratulamos con orgullo y regocijo el fortalecimiento de nuestra marina.
Será una alta valoración del gran mérito de la marina ante la patria, de su abnegación y confianza que ha manifestado en defensa de nuestra soberanía e intereses del Estado, y la manifestación de su sincera esperanza de que nuestra marina desarrolle a toda velocidad como la de talla mundial.
El aumento acelerado de la capacidad de defensa nacional y el ideal con que soñamos y que hacemos realidad no tienen ni tendrán límites.
La historia de la construcción de nuestra marina, una sorpresa para el mundo, levará sus anclas, avanzará vigorosamente y en este trayecto no permitiremos un momento de sosiego.
Oficiales y soldados de la marina:
Rindamos homenaje al destructor "Choe Hyon" que se granjeará gran renombre como buque invencible demostrando el heroísmo sin par y el coraje indomable del intrépido luchador antijaponés.
Su alma y bandera iluminarán la ruta de nuestros marineros y los conducirán siempre a la victoria.
Les deseo buena salud y gloria.
¡Gloria a nuestra heroica marina!
¡Viva nuestro gran Estado, la República Popular Democrática de Corea!